Ramana Maharshi, nacido Venkataraman Aiyer el 30 de diciembre de 1879 y fallecido el 14 de abril de 1950, fue un maestro espiritual indio y jñāna-yogin en la tradición Advaita Vedānta. Su enseñanza, arraigada en la no dualidad, enfatiza la realización del Ser a través de la exploración de la pregunta fundamental: "¿Quién soy yo?" ".
"...entonces soy Espíritu que trasciende el cuerpo. El cuerpo muere pero el Espíritu que lo trasciende no puede ser alcanzado por la muerte. Esto significa que soy el Espíritu que no muere"
Después de años de ascetismo solitario, Ramana Maharshi alcanzó un estado trascendente de conciencia donde vio la unidad entre la Divinidad cósmica y la Divinidad interior, alojada en el corazón de cada ser humano. Lleno de compasión, guió a todos los que acudían a él hacia una verdad fundamental, reduciendo cada problema a una sola pregunta: “¿Quién soy yo? »
Un despertar radical y transformador
Con sólo 16 años, el adolescente Venkataraman (el futuro Ramana Maharshi) tuvo una experiencia que le cambió la vida. Presa de un repentino miedo a la muerte, decidió afrontarla directamente. Tumbado en el suelo, simuló su propia muerte y observó para sí: “Si el cuerpo muere, ¿qué queda? Se le apareció una revelación deslumbrante: él no era este cuerpo efímero, sino la esencia eterna, el Yo Absoluto. Esta experiencia de despertar lo liberó para siempre del miedo a la muerte.
La enseñanza de Maharshi
Ramana Maharshi no predicó una doctrina complicada. No dio largas lecciones. Su enseñanza fue directa, universal y apta para todos: Vuelve a ti mismo, explora la pregunta fundamental y descubre que ya eres el Ser.
A través de sus respuestas simples pero profundas, guió a todos hacia la comprensión interior. Cuando se le preguntó por qué trataba a todos los visitantes por igual, respondió:
“No hay distinciones. Todos los hombres son iguales. »
Para él, la condición física era insignificante. Lo que importaba era esta presencia absoluta que nunca muere. En sus propias palabras:
“No me voy a ir. ¿A dónde iría? Estoy aquí. »
Un legado vivo
Ante su muerte, miles de discípulos quedaron conmocionados, pero una estrella, visible hasta Madrás, cruzó el cielo. Muchos lo vieron como un signo de su eterna unión con el universo. Incluso hoy, su presencia sigue siendo tangible para quienes buscan la verdad.
El santo Ma Ananda Mayi, que acudió a su funeral, declaró:
“Vine a rendir homenaje a mi padre. »
Ramana Maharshi no creó una nueva religión. Ofreció un mensaje universal de esperanza, un camino brillante en una época marcada por la oscuridad espiritual. Su silencio se convirtió en una eterna elocuencia. A través de sus fotografías, su mirada sigue tocando corazones.
Más que un sabio, es una guía atemporal para todos aquellos que aspiran a conocer su verdadera esencia.