El Camino del Sentir
En la década de 1990, Luis Ansa desarrolló «El Camino del Sentir», un enfoque espiritual que hace hincapié en el retorno al cuerpo y el despertar voluntario de la sensación corporal.
Este camino propone una reconciliación con el cuerpo y una presencia en uno mismo, depurada de toda doctrina y erudición.
Desde las mesetas de los Andes, donde fue iniciado de joven por los chamanes del lago Titicaca, pasando por Oriente y Occidente, Luis Ansa, explorador de las culturas planetarias, nos invita a un viaje interior, al encuentro con nosotros mismos.
Luis Ansa, el arte del chamán
Pintor, escritor, iniciado muy pronto en el chamanismo, Luis Ansa nos habla del arte del chamán, que se arraiga en el despertar de la sensación corporal, la relación amorosa con lo vivo.
Un investigador arraigado en el misterio
Luis Ansa rechazaba los dogmas y las jerarquías espirituales. No enseñaba una creencia, sino una forma de entrar en contacto directo con el misterio vivo.
Para él, lo sagrado no estaba en otra parte: está en el cuerpo, en la respiración, en el momento presente.
«El misterio está en todas partes. No nos falta; somos nosotros los que faltamos a su presencia».
Este enfoque se basa en la experiencia directa, una forma de percepción intuitiva y carnal de lo real, liberada de los filtros mentales.
El hombre detrás del místico
Aunque muchos investigadores lo reconocían como un maestro espiritual, Luis Ansa seguía siendo profundamente humilde y libre.
Rechazaba cualquier institucionalización de sus enseñanzas. Su mirada, su humor y su forma de dirigirse a las personas a menudo llegaban más hondo que los discursos elaborados.
«No estoy aquí para daros un método, sino para despertar en vosotros lo que ya sabéis».
Legado e influencia
Su trayectoria ha inspirado a numerosos escritores e investigadores espirituales. El escritor Henri Gougaud le dedicó la novela Le Secret de l’aigle (El secreto del águila), que mezcla realidad y mito en torno a su figura.
La Vía del Sentir ha seguido transmitiéndose de forma viva, de boca en boca, lejos de los circuitos comerciales de la espiritualidad moderna.
Más que una enseñanza, Luis Ansa dejó una presencia: una forma de habitar el mundo con intensidad, dulzura y lucidez.
Una mística encarnada
En una época a menudo marcada por la fragmentación, Luis Ansa recordó que lo sagrado no es un lugar lejano, sino una profunda intimidad.
Su mística no es celestial, sino terrenal.
No pide elevarse, sino descender hacia uno mismo para saborear el misterio que vive en cada respiración, cada gesto, cada encuentro.
Luis Ansa compartió esta enseñanza en su taller de pintura en París hasta su muerte en 2011.
Libros
• «El hombre, memoria del universo» (1984)
• «El cuarto reino» (1997)
• «El secreto del águila» (2000)
• «La noche de los chamanes» (2005)
• «El misterio del nagual» (2010)
• «Fundamentos del camino del sentir» (2011)